¡Qué buena excusa!

-¡¡¡¡¡Chicos, a recoger el cuarto!!!!!

– mamá, no puedo, estoy hablando por teléfono.

Acabo de tener esta conversación con mi hijo de 3 años.

Me he quedado muda. ¿Cuántas veces nos llaman y les decimos eso mismo? ¿Con qué cara le digo que eso no es una excusa?

Si es una excusa para nosotros también lo es para él. Y a pesar de que el teléfono en cuestión es una pieza de lego y que no hay nadie real al otro lado, el niño ha entendido que ese “hablando por teléfono” es lo más importante para nosotros y por lo tanto le puede salvar de sus obligaciones.

¿Cuántas veces los niños se sienten abandonados por el móvil? ¿Cuántas veces tienen que ver que sus padres están más pendientes del teléfono que de ellos? ¿Queremos que crezcan pensando que el móvil es algo más importante que las personas?

Definitivamente no.

Me está costando, pero yo por las tardes dejo el móvil en la entrada y no lo cojo hasta que mis hijos están en la cama. Caiga quien caiga.

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